Hay veces que la soledad nos aplasta y otras veces la deseamos. Es esta, la deseada, la que nos reconforta tanto. Tener tu tiempo, tu espacio, tu libertad. Es impagable.
En este vídeo reflexiono sobre la soledad, y en esa otra que a veces nos acompaña, la soledad emocional y material. El verse solo anímicamente, el encontrarse aún estando acompañados que nos falta un apoyo, tanto a la hora de solucionar problemas de logística como dilemas mentales.
Aún así soy un amante de la soledad buscada. Si un día la tuviera obligada no lo sé. Pero no quiero pensarlo mucho. Durante mucho tiempo tuve miedo a la soledad y es uno de los peores miedos.
Me gusta vivir con quien vivo, es un buen compañero de vida y amigo de siempre, pero necesito esos ratos de soledad. Y añoro sobretodo poder volver a viajar a mi aire. Mirar por la ventanilla del tren sin dar explicaciones de lo que pienso o porqué voy a tomar un café y sin que me interrumpan cuando decido leer o escuchar música. Si se tercia siempre habrá un viajero desconocido a quién dar conversación, o no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario